¿25?

¿Dónde quedaron mis bubble gummers? ¿Dónde está mi guante de béisbol? ¿Quién se llevó mi colección de latas? ¿Qué sera de beakman en estos momentos? ¿Sabrá que hubo alguna vez un niño que se pegaba a la tele para verlo? ¿Por qué quebró el bonna cenna? ¿Quién tendrá las góndolas del bazar que había antes en la casa de Manholo?

Las cosas han cambiado desde hace un par de años atrás, y no me habia dado cuenta.

En Mtv pasan cada vez más mierda, siendo menos Mtv. Ya no dan los supersónicos, a menos que sea en el Cartoon Network y en un programa que recuerda a los monos de antaño. El profesor Rossa no está con Guru Guru y quien sabe qué se hizo “Don Carter”.

Mi única preocupación ya no es la prueba del lunes, y encuentro que las sopaipillas son una “excelente excusa” para comer mostaza. Ya no paso a buscar al Michel y al Koke pa’ir a jugar béisbol al peladero, sino que a veces nos juntamos a carretear, cuando hay tiempo entre el estudio y el trabajo.

Escucho “Crescendolls” en vez de escuchar “Persiana americana”, y ya no juego super nintendo en la panasonic de mi papá, gastando y elevando los costos de la luz, sino que juego en la pega… donde pagan la luz de todos, y no me muevo del escritorio.

No se, algo se me perdió desde que tenía 15. El uniforme, el lápiz pasta y el “liquid paper”. Se me perdió el cuaderno de matemáticas, y el casete de Marilyn Manson, mi pseudo discografía de Queen y mis súper compilados para pasar las mañanas de 8º. Se me perdió mi viejo y mi walkman. Se me perdió un poco el miedo al público y crecieron mis ganas del “gusto a hacer el ridículo”. Me convertí en joven… después de que me apestaba el calificativo de “pendejo”.


Acabo de cumplir 25. Y las cosas han cambiado desde hace un par de años atrás, y no me habia dado cuenta.